Nuestros metales propulsan máquinas, llevan la luz a nuestros hogares, transmiten palabras e imágenes a grandes distancias y realizan miles de otras prestaciones útiles e importantes.

Paul Schwarzkopf, fundador


Paul Schwarzkopf era un fabricante de éxito en Berlín, pero los elevados precios de la energía en la capital alemana suponían una carga para la joven empresa. Por ello, Schwarzkopf buscó un emplazamiento con energía más barata y encontró lo que buscaba en Reutte. Allí estaban a la venta los derechos de aguas del lago Plansee. La central hidroeléctrica de Plansee no sólo se convirtió en indispensable para el suministro eléctrico, sino que también dio nombre a la nueva empresa, fundada en 1921. 


Se construyeron las primeras naves de producción y un pequeño edificio de oficinas en el plazo de un año y, el 16 de noviembre de 1922, la metalúrgica inició su actividad en Breitenwang, cerca de Reutte (Tirol), con 15 empleados. 



Desde el primer día, la empresa experimentó un gran éxito. En 1929, Paul Schwarzkopf consiguió un gran avance en el desarrollo de carburos metálicos con un alto contenido de solución sólida de carburo, como el titanio, el vanadio y el tántalo. Schwarzkopf solicitó varias patentes e inició la producción en serie de carburo metálico.   



En el plano político, los tiempos se tornaron muy difíciles: Los nazis llegaron al poder en Alemania. Paul Schwarzkopf, de familia judía, intuía lo que le esperaba también a Austria. En 1937, se vio obligado a tomar la decisión de emigrar a Estados Unidos. Justo a tiempo, porque poco después la fábrica fue expropiada y se convirtió en una fábrica de armamento. Schwarzkopf regresa en 1947 y quiere recuperar &#34 su&#34 fábrica. El camino fue complicado, pero el retornado lo consigue y a partir de 1954 vuelve a ser el propietario de la fábrica metalúrgica Plansee en Reutte.  

 

Paul Schwarzkopf luchaba por lo que le importaba. E incluso durante la «reconquista» de su fábrica metalúrgica, no cejó en su empeño por conseguir algo que le apasionaba desde el inicio de su actividad empresarial: la promoción y el intercambio de ideas entre científicos.

Como titular de un doctorado y ya con 66 años, en 1952 organizó por primera vez en Reutte el Seminario Plansee de Física de los Metales y Pulvimetalurgia. Para él, que siempre se consideró un investigador y desarrollador, las redes y la cooperación son más importantes que la competencia.

Como resultado, el primer Seminario Plansee en Reutte (Tirol) reunió a más de 200 científicos y técnicos de renombre de todo el mundo: un acontecimiento mundial en el seno de esta pequeña y tranquila localidad. El Seminario de Plansee se ha convertido en una tradición: En 2022 se celebró por 20.ª vez.  



En los años 50 y 60, gran parte de lo que hoy en día está automatizado era aún trabajo manual en Plansee. En la época de bonanza posterior a la II Guerra Mundial, la fábrica era todavía más una manufactura que una explotación industrial. Sin embargo, los conocimientos, las habilidades y la entrega de los empleados, junto con la destreza y la experiencia del fundador de la empresa, hicieron que Plansee ya fuera conocida por aquel entonces por ser la mayor empresa del mundo especializada en el tratamiento del molibdeno y el tungsteno.

Debido a su exilio forzoso a EE. UU. durante la II Guerra Mundial, Paul Schwarzkopf también consiguió buenos contactos en el extranjero, promoviendo así el crecimiento de su empresa. En la década de 1960, además de en América y en la región del Benelux, Plansee se expande por Europa, así como por Japón y la India. 


Tras la muerte de su padre, Walter Schwarzkopf asume la dirección de la empresa. Establece pautas en el desarrollo de los empleados, instaura una nueva cultura corporativa y hace que la empresa pase de ser un negocio familiar a una empresa privada gestionada de forma profesional.

Tras la temprana muerte de Walter Schwarzkopf en 1978, su esposa Hilde asumió la representación de los intereses de la familia propietaria en el Consejo de Vigilancia. Ella confió la gestión y el desarrollo posterior de la empresa a un equipo directivo liderado por Rudolf Machenschalk. 


Hasta el día de hoy, &#34 el incendio&#34 ha marcado la historia de Plansee en Reutte. En 1996, un incendio devastador destruye toda la planta de sinterización y los edificios contiguos de la planta de producción de carburo metálico. 

Cientos de empleados temen por su sustento, pero su propietaria, Hilde Schwarzkopf, no pierde la compostura. Aún mientras los bomberos apagaban las últimas llamas, se paró frente a todos los trabajadores allí congregados y anunció: «¡Reconstruiremos aquí mismo!». Gracias a la ayuda de los empleados, la reconstrucción se llevó a cabo con éxito. El proyecto supone mucho tiempo, energía y dinero. Pero hasta el día de hoy, los habitantes de la región de Außerfern asocian el nombre de la gran dama de la industria tirolesa a un compromiso apasionado con la empresa, con sus empleados y con la región. 


En 2002, las empresas Plansee Tizit y la luxemburguesa Céramétal se fusionaron para dar lugar al nuevo especialista en carburos metálicos: Ceratizit. En la actualidad, la empresa con sede en Luxemburgo es uno de los líderes mundiales en el campo de las herramientas de mecanización por arranque de virutas y las soluciones de materiales duros. 


En 1996, Michael Schwarzkopf, nieto del fundador de la empresa, asumió el cargo de Director General del Grupo Plansee y continuó su expansión mundial. En 2008, el Grupo Plansee absorbió la empresa estadounidense Global Tungsten & Powders para asegurarse el suministro de materias primas de tungsteno. Posteriormente, en 2011, adquirió progresivamente una participación en la empresa chilena Molymet para asegurarse estratégicamente el suministro de molibdeno. 


En 2021, el Grupo Plansee celebró su centenario. Aniversario de la empresa. 

El Grupo Plansee ha pasado por muchas etapas, experimentando crisis y apogeos para llegar a donde se encuentra la empresa hoy en día. Llevamos más de 100 años fabricando productos y herramientas resistentes de molibdeno y tungsteno. Nuestros materiales permiten numerosas aplicaciones en el mundo tecnológico en el que vivimos. Esto es posible gracias a nuestra experiencia, a nuestros sólidos valores y a nuestros empleados y empleadas, que se esfuerzan cada día al máximo para encontrar las mejores soluciones para nuestros clientes. 

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